Todos ellos, provocan una extraña desazón, imaginarlos hace que algo se te revuelva, un poco o un mucho.
Fíjate que yo, adoro las películas de miedo. Tuve una temporada que me dormía viéndolas, las necesitaba para subsistir.
Ahora ya, en la vida real, se presentan personajes de carne y hueso que te recuerdan a esos de la ficción, e incluso llegan a superarlos.
El año ha empezado regalándonos la cercanía de un ser así, y vivo en un sobresalto continuo. Creo que tendré que recurrir a algún remedio, casero o no, ...